En febrero de 2025, hubo una reducción en la velocidad de aumento de precios en Japón, alcanzando un 3% al no considerar los costos de los alimentos frescos. Esta cifra, un poco más alta que el 2.9% esperado por los expertos, muestra una caída en comparación con el 3.2% reportado en enero.
La reducción en la inflación se debe principalmente a las acciones del gobierno, en particular, la reintroducción de subsidios para la electricidad y el gas. Estas estrategias han ayudado a aliviar el efecto de las subidas en los costos de la energía, que anteriormente habían sido elementos importantes que impulsaban la inflación.
La moderación en la inflación se atribuye en gran medida a las políticas gubernamentales, especialmente la reinstalación de subsidios a la electricidad y el gas. Estas medidas han contribuido a mitigar el impacto de los aumentos en los precios energéticos, que habían sido factores significativos de presión inflacionaria en meses anteriores.
A pesar de esta desaceleración, la tasa de inflación continúa superando el objetivo del 2% establecido por el Banco de Japón (BOJ). Este escenario mantiene vivas las expectativas de que la entidad central podría implementar incrementos en las tasas de interés en sus próximas reuniones. De hecho, algunos analistas sugieren que el BOJ podría considerar un aumento en mayo, respaldado por el crecimiento salarial más robusto de lo previsto.
La inflación subyacente, que excluye alimentos frescos y combustibles, mostró un incremento del 2.6% en febrero, el nivel más alto desde marzo de 2024. Este indicador es closely observado por el BOJ, ya que refleja las presiones inflacionarias más persistentes en la economía.
En respuesta a las tendencias inflacionarias, el BOJ ha ajustado sus políticas monetarias. En enero, elevó las tasas de interés a 0.5%, con el objetivo de alcanzar una inflación sostenida en torno al 2%, impulsada por incrementos salariales sólidos. La mayoría de los economistas anticipa que el BOJ continuará con ajustes, alcanzando un 0.75% en el tercer trimestre, posiblemente en julio.
La evolución de la inflación en Japón es compleja, influenciada por factores internos y externos. Mientras que los subsidios gubernamentales han aliviado temporalmente la presión inflacionaria, desafíos como el aumento de los precios de materias primas y la volatilidad del yen continúan afectando la economía. Además, las políticas comerciales de países como Estados Unidos añaden incertidumbre al panorama económico japonés.